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domingo, 7 de diciembre de 2014

Las cuatro estaciones




Había una vez un hombre que tenía cuatro hijos. Él quería que aprendieran a no juzgar las cosas tan rápidamente; entonces envió a cada uno por turnos a ver un árbol de peras que estaba a una gran distancia.

El primer hijo fue en invierno, el segundo en primavera, el tercero en verano y el hijo más joven en otoño. Cuando todos ellos habían ido y regresado, el padre los llamó y juntos les pidió que describieran lo que habían visto.

El primer hijo mencionó que el árbol era horrible, doblado y retorcido.
El segundo dijo que no, que estaba cubierto con brotes verdes y lleno de promesas.
El tercer hijo no estuvo de acuerdo, él dijo que estaba cargado de flores, que tenia aroma muy dulce y se veía muy hermoso, era la cosa mas llena de gracia que jamás había visto.
El último de los hijos no estuvo de acuerdo con ninguno de ellos, él dijo que estaba maduro y marchitándose de tanto fruto, lleno de vida y satisfacción.

Entonces el hombre les explicó a sus hijos que todos tenían razón, porque ellos solo habían visto una de las estaciones de la vida del árbol.
Les dijo a todos que no deben de juzgar a un árbol, o a una persona, con solo ver una de sus temporadas, porque la esencia de lo que son, sólo puede ser medida cuando todas las estaciones han pasado.
Si te das por vencido en el invierno, habrás perdido la promesa de la primavera, la belleza del verano y la satisfacción del otoño.

No dejes que el dolor de alguna estación destruya la dicha del resto,
aguanta con valor las dificultades porque luego disfrutarás de los buenos tiempos.

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